Pocas veces ocurre que uno no quiera que un día termine, no? Pero por desgracia parece ser que rápido pasan. ¿Por qué la felicidad se mueve con celeridad para alejarnos de aquellos instantes en que nada parece poder salir mal? Lo peor es que los malos instantes pareciesen ser eternos. El día de ayer para mí fue uno de esos momentos que pasan en un pestañeo. Porque desde que desperté me predispuse a un día feliz. Por qué? se preguntaran, y su no se lo preguntan de todos modos les diré, después de todo algo hay que escribir no?
La cosa es que el día de ayer mi pareja me visitaría en mi casa y veríamos el partido de colo colo, el cual por cierto vi a medias debido a que Salí a comprar lo que faltaba para el almuerzo, colo colo gano 2 a 0 a san Felipe creo y ella disfrutaba del juego junto a mi padre. Luego pasamos a almorzar, pollo al coñac. La verdad me fascina el pollo al coñac, pero ese no es el punto, si no que ya era segundo domingo que almorzábamos juntos. Si, realmente me parece jocoso si lo pienso, pero cosas tan sencillas como estas nos pueden hacer tan felices, bueno eso me gusta.
Luego del almuerzo mis padres pasaron a retirarse de la casa para dejarnos a ella y a mi solos, no piensen estupideces sin terminar de leer por favor.
Tenía un compromiso con ella, ayudarle en una tare a de historia, a pesar de que no es mi fuerte, debía hacer un historigrama, eso es más simple de realizar, y ella no sabía cómo hacerlo en PowerPoint, mientras que yo tengo un dominio un poco más amplio en el tema, así que me dispuse a ayudarle.
Pasamos horas entre risas, deberes, un poco de humo de cigarrillo y, claro está un par de caricia y besos.
A la hora de once, viendo los Simpson, mi mirada se cruzo con la de ella y allí permanecimos un buen rato, recordando el bello día que habíamos tenido, los momentos inolvidables que hemos pasado. Las frasecitas cliché que nos decimos en ocasiones pero que nos alegran el rato, las muestras de afecto que nos otorgamos. Con ella empecé una nueva etapa, un capitulo nuevo en este libro que llamo vida, un capitulo que espero sea largo, y que si tengo suerte jamás nunca acabe. Sus ojos me miraban y me decían lo mucho que me quiere. Los míos correspondían a su mirada, ella me dijo, “sabias que me encantan tus ojos?” y respondí afirmativamente diciendo, “sabias que todo de ti me encanta?”. Un último cigarrillo, una llamada a su casa y una despedida en la parada del autobús… te extraño amor, aunque sé que este viernes, te veré y diré, amor, cumplimos un mes, y ya te quiero más que a nada.
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