
El vapor cubría el lugar, dando un ambiente de nostalgia, de aquellos de los años 30, mientras se detenía a mirar los charcos de agua a su alrededor, en esa parisina estación de trenes. Entonces pensó, pero no noto que en aquel pensamiento no incluyo algo crucial. Se detuvo a contemplar el esplendido sentimiento de no ser notado pro nadie, pero comprendía que eso le llevaría a una eterna soledad. Entonces abordo el tren solo para poder hallar aquello que no sabía que estaba buscando con desesperación.
Eran años ya los que llevaba en esa situación, siempre sintió que su corazón latía a un ritmo diferente. Concentrado en ello en un vagón de fumadores, un cantante desconocido sostenía un MÍ en una armónica, la técnica desconocida para él, le pareció agobiante pero a la vez interesante.
Este hombre de unos 50 años, vestía un saco café, a rallas de algún material parecido al que se usa para fabricar sacos de harina, se denotaba el hecho de que lo había usado por años debido a unas puntadas de hilo de otra tonalidad remedando los desgastes del tiempo, parecía no muy bien cuidado, pero el tiempo realmente causa estragos en todos. También llevaba un sombrero blanquecino con una franja café, unas gafas oscuras como las que suelen usar los ciegos, unos pantalones de tela que parecían hacer un conjunto con su saco, por lo viejos y remendados que estaban, y unos zapatos de gamuza que a pesar de todo lo demás estaban cuidados muy bien.
Su armónica también estaba reluciente, como quien viese el tesoro más grande de un corsario, impecable y sin ningún problema la deslizaba por sus labios produciendo sonidos acordes a la letra de una canción que hablaba de las penas del alma. De aquellos momentos de desesperación donde nada más que una tonada nos acompaña, intrigado, se acerco a este hombre a escucharle tocar, pero el seso y le dijo, eres un buen hombre chico, no te dejes arrastrar por la nostalgia. Entonces reaccione, el blues estaba atrapando su corazón, pero no debía ser así, el blues no es solo penas pensó. Así que se enfoco en algún día hallar una inspiración para el blues perfecto. Una tonada de esperanza para el alma y no del dolor de esta. Pero no podía, sabía que esta soledad solo acabaría con todo su motivo de vivir, estar solo en multitudes siempre. La soledad es motivo para la desesperanza. Es por ello que abordo el tren, es por ello que hoy ve los charcos de la lluvia, es por ella que repite lo que alguna vez en su pasado hizo, buscando los errores y poder remedarlos. Es por ello que ahora camina en una calle sin fin, una calle que lo llevara a un nuevo destino. Donde este la inspiración que necesita.
Días, meses, años, nada lograba inspirarle, porque la soledad le segaba, porque la gente no lo veía, hasta que de pronto algo sucedió…
Caminando por la vía sin fin, cruzo miradas con alguien, ella caminaba con su pelo tomado, morena de piel, con unos ojos hermosos y almendrados, una armónica en la mano y un blues en sus labios, ella venia sola en la multitud y parecía que nadie la notaba, nadie excepto el, solo veían en ella un instante pero él vio algo mas… vio inspiración para su vida, vio felicidad para el alma, esos eran los ojos que le miraban, eran los primeros ojos que lo habían notado, solos en la multitud, supieron que estaban al fin acompañados. Que su tonada ya no sería de soledad. Porque ahora encontraron lo que habían estado buscando, y que el destino puso frente a ellos, porque ahora este blues ya no era el de un solitario amargo.
es hermoso, me gustó mucho :) en serio
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